Miedo a los intelectuales

En días pasados el sacerdote Cardenal expresaba que debería desaparecer el miedo en esta campaña electoral, que además no debemos utilizar la cizaña; lastimosamente hay un miedo insidioso y lacerante que intimida al común de las personas que no tienen la oportunidad  para expresar lo que sienten y mucho menos de difundir sus pensamientos por “miedo” y por la arrogancia de quienes creen saberlo todo. Esto lo he llamado el miedo a los intelectuales.  Un buen amigo a raíz de una reciente columna de Héctor Abad Faciolince publicada en El Espectador del Domingo Abril 1 de 2018, hablando de la ingratitud que tenemos los colombianos para con el presidente Juan Manuel Santos, mi amigo con un tanto de dolor por la forma que nos tratan los “intelectuales” escribió lo que siente por Sr Santos. Recordando a Juan Gossain, quien era la voz de los que no tienen voz, este amigo que se hace llamar un ciudadano del común acudió a mi para ver como podría el contestarle a Abad Faciolince. Por supuesto le presto mi blog con mucho gusto, no importa lo que Yo piense en este momento, veo una autenticidad en sus emociones y en su forma de ver la otra cara de la moneda, que no es desprecio, si no el sentimiento de defraudación que hemos tenido con los 8 años de Santos por lo cual le doy paso a su carta. El miedo a los intelectuales es real e intimidante. A continuación, la carta del amigo que tituló su respuesta a Héctor Abad: La amargura enceguece

La amargura enceguece

Por: Un ciudadano de la calle

Señor Abad Faciolince, sin ser un gran escritor como lo es usted, su artículo (Un país ingrato) no es de buen recibo para la gran mayoría de colombianos que como usted   bien lo indica, califica al Dr. Santos como el peor presidente que se recuerde en nuestra amada patria.
Tengo que admitir que en su escrito cargado de amargura tiene razón en algunos puntos, como cuando afirma que el gobierno del Dr. Pastrana dejó un país con unas “Farc más fortalecidas que nunca y ejerciendo sus dominios en amplios territorios de Colombia”. Afortunadamente tuvimos en el Dr. Uribe un presidente con una política clara y acertada que logró disminuir a su mínima expresión a ese grupo narcoterrorista, dándole a nuestro país un nuevo aire, con seguridad y confianza para invertir y ser vistos en el exterior como una democracia viable.
Donde sí se equivoca rotundamente usted, es cuando afirma que “Santos no le entregó el país al castrochavismo”, pero es que no lo hizo, porque sin duda ese era su deseo, fue gracias al Centro Democrático y a su líder el Dr. Álvaro Uribe (reconocido por el mismo Santos como el mejor presidente en la historia de Colombia, antes que su gran ego nos hiciera transitar por esta polarización solo comparada con la época del Frente Nacional). Es que es incomprensible para cualquier ciudadano entender que un presidente que afirmó en todos los escenarios tanto nacionales como internacionales, que “si el pueblo a través de un plebiscito se pronunciaba negativamente (el NO a una mala negociación), eso significaría un cambio en las negociaciones en la Habana” y esa voluntad democrática, le guste a usted o no, necesariamente tenían que respetarse. Solo hay que analizar la actuación de un personaje como el Sr. David Cameron que al perder Gran Bretaña el plebiscito del Brexit, inmediatamente renunció por la dignidad que hoy lo engrandece.
Que extraño que usted se olvide de mencionar las mal llamadas “disidencias” de las farc (que para nadie es un secreto que son ellos mismos) unidos a sus primitos del ELN que una vez más tienen atemorizado a todo un pueblo que reclama una paz verdadera y no el fruto de las exigencias de un grupo que solo tiene para mostrar crímenes de Lesa humanidad junto a un presidente arrodillado y obnubilado por ganarse un Nobel.
Afortunadamente, los que nos sentimos identificados con un estado de derecho y respetuosos de la justicia y nunca hemos estado en el gobierno (ni en este ni en ningún otro, igual que usted por lo que pregona en su columna) por lo que tampoco se me podrá tildar que este humilde escrito este untado por la mermelada que sí recibieron todas las cortes y casi todo el congreso. Sr. Abad, los números aguantan todo, por lo que no perderé mi tiempo en debatirle cada uno de sus puntos donde usted solo ve lo que desea ver, pero de lejos la Colombia que nos dejó el presidente Uribe es mucho mejor que la que heredamos del Sr. Santos.
Lo que sí indigna a un ciudadano corriente como yo, es cuando un curtido escritor como lo es usted, menosprecia el sentir de la mayoría de un pueblo y por el hecho de no estar de acuerdo con un presidente que se ha caracterizado por ser un traidor y un arrodillado, usted nos quiera llamar desagradecidos, palabra que le cae perfectamente a su presidente Santos quien no hubiera ganado ni un puesto en la junta administradora de un edificio sin el apoyo del presidente Uribe.
Una última cosa Sr. Abad, seguirá usted con su amargura un tiempito más, porque este pueblo desagradecido como usted lo llama, elegirá una vez más el camino de la legalidad, la justicia y el emprendimiento, nunca la generación de odios (algo que al parecer lo contagió a usted). -Hasta aquí el amigo-.

Colofón: para mi es motivo de alegría poder servir desde mi “balcón literario” y prestar mi blog para darle paso a los amigos o personas que piensan parecido o diferente a uno. Yo en lo personal no le quité ni le puse nada al escrito , está como originalmente me lo entregaron.
Hector Quien es el ingrato

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