Salir de dos quiebras

 Dos quiebras

No podrá haber colombiano alguno que en su interior no tenga por lo menos una pizca de gratitud con el presidente Ivan Duque, quien asumió el país, sin haber utilizado el espejo retrovisor recibiendo unas finanzas precarias y luego el “tanganazo” de un virus letal para la economía. Dos quiebras seguidas, eso es para titanes.

Con esa introducción y el hecho de ser una persona que desde la campaña electoral apoyó al actual presidente, tengo algunas observaciones de un lego con sentido común. Vender una nueva reforma tributaria en estos momentos si bien es necesaria no sé si es políticamente correcta. Espero abrir el dialogo en este sentido.

Entendemos la ausencia de una tributación estructural en el país que nos ponga a tono con el mundo formal. Me pregunto ¿Qué tan necesaria es una reforma, la tercera, en menos de 4 años? ¿No existen otras formas administrativas en tiempos de crisis para mejorar los ingresos vía contención del gasto? ¿Ingresos directos a quienes evaden o eluden? ¿Disminuciones de algunas exenciones? ¿no tocar las pensiones?  Y, por supuesto incrementar el ingreso social y solidario a los menos favorecidos lo que lleva al consumo y generación de demanda.

Pienso que los partidos políticos, serios, tienen una gran oportunidad que hablemos de frente en la campaña que se aproxima; con más razón los partidos conservadores y el centro democrático como propuesta de una Colombia para los próximos 50 años. No es tiempo de miedos a ideologías si no de debates con fundamentación y criterio, el pueblo lo entiende. La masa crítica pensante del país, incluyendo a quienes históricamente no se les permitía opinar, pueden entrar en un gran dialogo nacional.

Uniendo fuerzas políticas afines, aun con algunas diferencias, podemos comenzar a ganar votos para mostrar al mundo una democracia sólida.

En cuanto a los déficits financieros adquiridos en este periodo, no serán eternos ni la pandemia tampoco; si elaboramos un gran proyecto político incluyente para un país mejor, robusto empresarial y socialmente para las próximas décadas, se irán saldando las obligaciones adquiridas hoy. Endeudarnos con responsabilidad para pagar en el futuro con un país mejor, creo que debe ser el mensaje del momento.

La clase media y los pensionados no pueden seguir cargando con las finanzas del estado. El impuesto de valor agregado debe ser cogido con los dedos y con mucho cuidado. Es , lastimosamente, maltratado y una bomba de tiempo. 

Recordando a Keynes: “En tiempos de recesión el Estado debe endeudarse, es decir, gastar más de lo que puede cubrir con sus ingresos ordinarios. Si el Estado genera superávit en una coyuntura de crecimiento, deberá ir pagando sus déficits.”

Esta reflexión nace de un grupo de amigos, vía mensajes por chats, con un patriarca conservador académico como el Dr Martin Alonso Pinzón, quien nos refresca la historia de crisis pasadas y como ellas se enfrentaron en su momento.

Los partidos conservadores se han caracterizado por tener una gran sensibilidad social, que muchas veces el discurso opositor se encarga de distorsionar, a nosotros nos toca recordarlo permanentemente. Las narrativas no pueden reemplazar los hechos que no se quedaron en simples palabras.  

Nota: Aun no conocemos el texto a presentarse en el congreso de dicha reforma, por lo tanto, damos el beneficio de la duda, pero presiento que el costo político puede ser muy grande. Se aplaude el esfuerzo de una gran comisión conformada por expertos internacionales y nacionales, ese documento debe quedar como brújula para un próximo gobierno que siga construyendo sobre la base de lo construido.





 

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